Por Mercedes Rodríguez García
En español —breve, fuerte y colorida—, pudiera ser la palabra salvada en caso de un incendio a escala planetaria. Es única entre los billones de billones de vocablos que nutren los idiomas, las lenguas y los dialectos. Por lo que representa y significa, imposible borrarla. Imposible, por sus tantas formas y colores.
Esbelta, chaparrita, blanca, negra, piel canela, antropológicamente hablando.
De la tundra, la pradera, esteparia, montañesa, asiática, sahárica; cálida, tórrida, tropical. ¡Imposible!, imposible extirpar el sustantivo que tanto nos obliga a venerarla, amarla, protegerla, defenderla.